Es obvio que todos los seres humanos consumimos para satisfacer nuestras necesidades. El problema surge, cuando ese consumo excede de ciertos niveles y se convierte en consumismo, volviéndose insostenible desde el punto de vista social, medioambiental y económico si observamos las graves consecuencias que provoca: explotación laboral, desigualdad, sobreexplotación de los recursos naturales, contaminación ambiental y sus incalculables consecuencias en el futuro del planeta Tierra.

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Ante el desarrollo del actual modelo de consumismo, podemos reflexionar y tomar nuestras propias decisiones. Si bien dejar de consumir es imposible,  debemos reflexionar acerca del poder que como consumidores ostentamos y las consecuencias que nuestros actos producen en el modo que funcionan las organizaciones, ya que su único fin es obtener beneficios. En nuestras manos está la decisión de cambiar el actual paradigma por uno basado en un consumo responsable, guiado por el sentido común en cuanto a la cantidad se refiere y eligiendo aquellas acciones y organizaciones, que garanticen niveles sostenibles en cuanto a su relación con el futuro del planeta y tengan la consideración del factor humano como algo más que un solo factor de producción.